Un momento perfecto consta de una serie de instantes únicos e irrepetibles que se quedan adheridos a los sentidos cual tatuaje permanente de tinta invisible. Son de esas cosas únicas que sabes, que aunque sea a través del tiempo, perduraran toda la vida. Realmente es increíble lo que unos pocos días, horas, minutos o segundos pueden aportar a tu vida, sin que nisiquiera te hayas dado cuenta, como puedes ver el tiempo pasar, teniendo como único pensamiento que cualquier anochecer es único por que el próximo amanecer jamás será como el anterior. Por que las estrellas siempre brillan de diferente manera según la perspectiva con la que se miren y el sentimiento que recorra tu cuerpo en ese momento, pero sobre todo y más importante, la persona que comparta ese momento contigo. Un beso, una caricia, un abrazo, un escalofrío bastan para ver tu mundo girar; pero de repente, como por arte de magia, alzas la mirada, contemplas tu brillo de felicidad en otro par de ojos con similar brillo y en ese instante el mundo se detiene, todo queda suspendido en el aire, desde la mas insignificante sensación hasta el mas grande sentimiento...y llega, esa explosión de color, esas ganas reír, de saltar, de gritar, de volar y hasta de llorar, pero de la mas pura felicidad, de subir a las mas alta montaña, solo para mirar hacia abajo y contemplar el mundo a tu pies, por la única razón, de que has descubierto algo sumamente importante, has encontrado a la persona con la que compartirás el resto de tu vida, por la que lucharas pase lo que pase. Ese, si es un momento perfecto...
No es que yo lo haya descubierto ahora, simplemente es algo que constato todos los dias.