"Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía"
José de Vasconcelos
Ahora mismo, me encuentro en lo que debería de ser la mitad del camino, he recorrido grandes distancias, he sufrido de frió y de calor, me he enfrentado a la viento, he abierto mi paraguas violeta los días de lluvia y cerrado mis ojos contra los rayos del sol, he perdido los zapatos una y otra vez, trabajado para comprar unos nuevos, pero siempre he tenido y sigo teniendo que cargar con mi maleta, una vieja maleta de piel, cada vez mas vieja y raída, por el transcurrir del tiempo, por el pasar de los días, horas, minutos, segundos; llena de sueños, miedos, esperanzas, ilusiones, proyectos, de tristezas y silencios, de gritos de alegría y lágrimas de melancolía, forrada con mis esperanzas, repleta de mis deseos, rota por mi amargura, rasgada por mi odio, remendada con mi ternura, con mi pasión...
Pero la maleta pesa mucho, todas las maletas pesan, cada cual sabrá que contiene la suya, pero la mía, es ya un peso que agota mis fuerzas, que hace que cada vez sea mas difícil seguir caminando, hay días en lo que mi animo se llena de gozo y euforia, que todo es colorido, y disfruto de la sensación de que la maleta camina conmigo, levitando a mi lado. Pero otros me hace parar, sentarme, descansar, me hace ver un camino largo, sinuoso y lleno de obstáculos, y es entonces cuando la inquietud se apodera de mi, hasta tal punto que no se quien soy, donde estoy o a donde voy, inicie el camino por la curiosidad y las ganas de crecer y ahora me enfrento a la pregunta, que hacer.
Mientras busco la respuesta seguiré caminando, perdiendo lo zapatos una vez mas...
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